Sunday, May 29, 2011

"Hacemos un voto de pobreza para luchar contra la miseria. Nuestra preocupacion no es que haya cada vez mas ricos sino que haya cada vez mas pobres."

Los grandes males de la sociedad tienen mucho que ver con el mal uso de las riquezas: codicias, explotaciones, paises empobrecidos, guerras... Algo tiene que decir la vida religiosa, no solamente con su palabra, ante estas realidades opresoras, que son fuente de inmensos sufrimientos.

El voto de probreza tiene que ser un testimonio de alternativa, denuncia profetica, y una propuesta viable a la sociedad.

Hacer un voto de pobreza no puede consistir en llevar una vida con las necesidades cubiertas, recitar oraciones, comer con regularidad, codearse con gente bien y dar de vez en cuando una limosna para alguna campaña urgente.

Ser pobre no es simplemente no disponer de muchos bienes y vivir con austeridad. Se puede vivir de una forma muy austera y no hacer nada eficaz contra la pobreza, que es la finalidad esencial de nuestro voto.

No hacemos voto de pobreza porque este sea un ideal, ni lo hacemos para nosotros; hacemos un voto de pobreza para luchar contra la miseria, solidarizarnos con los pobres y apostar por un mundo distinto, mas acorde con el plan de Dios. Nuestra preocupacion no es que haya cada vez mas ricos sino que haya cada vez mas pobres.

El voto de pobreza es un medio necesario para denunciar la injusticia social que tiene su raiz en el afan de acumular poder y riqueza. Por ello, el voto de pobreza no es una renuncia negativa sino una herramienta de trabajo en la construccion de una sociedad fraterna.

Jesus no presenta la pobreza como un ideal de perfeccion, pero sabemos que los pobres son los destinatarios preferidos del Reino. Entonces, el voto de pobreza solo tiene sentido en relacion a los pobres del Reino. Los religiosos consagrados no somos pobres porque la pobreza sea un valor en si misma; lo somos para enriquecer a los pobres. No ayunamos para pasar hambre sino para enriquecer y alimentar a los pobres, para entencer su pobreza.

Fuente: Mecha y Candil. Una mirada a la Vida Religiosa.
             Alejandro Fernandez Barrajon

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