Saturday, December 15, 2012

HIJOS DE LA SAGRADA FAMILIA: Nuestra respuesta y prioridades


La santidad a la que estamos llamados nosotros también, hijas e hijos del Padre Manyanet, no difiere de la suya (cf. Audacia, Creatividad y Santidad de José Manyanet) ni en el origen, ni en el fin, ni en los medios. Se inspira también en la Sagrada Familia de Nazaret. Requiere fidelidad al carisma de fundación y al patrimonio espiritual del Instituto. Se nos pide vivir hoy con la audacia evangélica, la creatividad apostólica y la santidad carismática del Padre Fundador la vocación y misión que nos legó. Solo así seremos capaces de responder a los retos o desafíos que nos plantea la sociedad actual.

Se nos pide que, como fruto de nuestra vida interior y espiritualidad al calor de Nazaret, seamos hoy otros Manyanet, que respondamos, como él lo haría hoy a las llamadas del Espíritu, a las necesidades de las familias y de los niños y jóvenes.

Aunque no es fácil concretar las líneas básicas de esta respuesta y salvaguardando las orientaciones de cada uno de nuestros Institutos, sentimos una triple urgencia que queremos compartir con todos vosotros.

Se nos llama a:

1. Profundizar en nuestra espiritualidad:

Profundizarla en los dos aspectos con que la caracterizan nuestras Constituciones: nazarena, inspirada en la Sagrada Familiad de Nazaret, y apostólica, según el legado de nuestro Padre Fundador, es decir, vivir el Evangelio de Nazaret a anunciarlo a las familias.

Al hablar de profundizar, no nos referimos primariamente a un trabajo intelectual de reflexión o de investigación histórica, sino a crecer en espiritualidad, a permitir que el Espíritu de Jesús sea el rector de nuestras vidas, de nuestras acciones, de nuestras opciones personales, comunitarias e institucionales. Y hacer esto con el talante de María y José en la casa de Nazaret, que debe configurar nuestro ser y nuestro actuar.

Sobre nuestra vocación y misión, no podemos menos que recordar las palabras del Papa en la conmemoración de la muerte del Padre Fundador: “Esta misión, a la que el Padre Manyanet se entregó sin reservas y sabiendo el papel determinante que la familias desempeñan en la Iglesia y la sociedad, la puso en vuestras manos para que la incrementéis con el ardor de un profundo espíritu evangelizador y la viváis intensamente como un servicio precioso a a la Iglesia y a la humanidad de nuestros días” (7 diciembre 2001).

2. Compartir la espiritualidad y misión nazareno-familiar con los seglares:

Nuestro carisma es un don a la Iglesia y no nos lo podemos apropiar. Nosotros somos los primeros herederos pero no los propietarios. Especialmente los seglares más cercanos a nuestras casas y obras, pueden recibir también este don, para vivirlo y trabajar con él. Se trata, pues, de una relación recíproca de amistad, confianza, ayuda, interpelación, con un nuevo sentido de Iglesia, donde se den la complementariedad de las vocaciones, la comunión y la participación.

3. Comprometernos en la pastoral de las vocaciones y en la formación:

No son dos propuestas. Se trata de ser, de testimoniar y de actuar. No hay mejor acción que el propio testimonio. La vida atrae. Sobre todo la de un grupo, la de una comunidad; mucho más convincente que la de un solo individuo.

Pedir también la colaboración de los seglares en este trabajo de pastoral vocacional. Pedirlo en la pastoral educativa, que sólo será verdaderamente acción de Iglesia (pastoral) si ayudamos a los jóvenes a descubrir su propia vocación en la Iglesia y en el mundo.

Y después de este despertar vocacional en contacto alegre con gente que irradia algo porque llevan fuego dentro, hay todo un largo y delicado camino por recorrer. Es la formación. Que nunca termina. Es la lección que nos da Desideria en la escuela de Nazaret: creer en la necesidad y posibilidad de aprender, de crecer siempre.

Nos ha parecido que esta sería la recomendación que nos haría hoy el Padre Fundador en el día solemne de su canonización. Esta fecha nos dice que él sigue vivo y presente en la Iglesia y, especialmente entre nosotros, y que, por consiguiente, su camino es un camino seguro y auténtico de Evangelio. Y que él nos recomienda para llevar a cabo los mismos medios con que él lo recorrió: la audacia o valentía, la fidelidad dinámica y la santidad.

M. Edith Gutiérrez, M.N., Superiora General
P. Luis Picazo, S.F., Superior General

Fuente: José Manyanet Santo. Memoria de la Canonización. Barcelona 2006.

VITA CONSECRATA, n. 37: "Se invita a reproducir con valor la audacia, la creatividad y la santidad de sus fundadores"


“Se invita pues, a los Institutos a reproducir con valor la audacia, la creatividad y la santidad de sus fundadores y fundadoras como respuesta a los signos de los tiempos que surgen en el mundo de hoy. Esta invitación es sobre todo una llamada a perseverar en el camino de la santidad a través de las dificultades materiales y espirituales que marcan la vida cotidiana” (VC 37).