Saturday, December 15, 2012

HIJOS DE LA SAGRADA FAMILIA: Nuestra respuesta y prioridades


La santidad a la que estamos llamados nosotros también, hijas e hijos del Padre Manyanet, no difiere de la suya (cf. Audacia, Creatividad y Santidad de José Manyanet) ni en el origen, ni en el fin, ni en los medios. Se inspira también en la Sagrada Familia de Nazaret. Requiere fidelidad al carisma de fundación y al patrimonio espiritual del Instituto. Se nos pide vivir hoy con la audacia evangélica, la creatividad apostólica y la santidad carismática del Padre Fundador la vocación y misión que nos legó. Solo así seremos capaces de responder a los retos o desafíos que nos plantea la sociedad actual.

Se nos pide que, como fruto de nuestra vida interior y espiritualidad al calor de Nazaret, seamos hoy otros Manyanet, que respondamos, como él lo haría hoy a las llamadas del Espíritu, a las necesidades de las familias y de los niños y jóvenes.

Aunque no es fácil concretar las líneas básicas de esta respuesta y salvaguardando las orientaciones de cada uno de nuestros Institutos, sentimos una triple urgencia que queremos compartir con todos vosotros.

Se nos llama a:

1. Profundizar en nuestra espiritualidad:

Profundizarla en los dos aspectos con que la caracterizan nuestras Constituciones: nazarena, inspirada en la Sagrada Familiad de Nazaret, y apostólica, según el legado de nuestro Padre Fundador, es decir, vivir el Evangelio de Nazaret a anunciarlo a las familias.

Al hablar de profundizar, no nos referimos primariamente a un trabajo intelectual de reflexión o de investigación histórica, sino a crecer en espiritualidad, a permitir que el Espíritu de Jesús sea el rector de nuestras vidas, de nuestras acciones, de nuestras opciones personales, comunitarias e institucionales. Y hacer esto con el talante de María y José en la casa de Nazaret, que debe configurar nuestro ser y nuestro actuar.

Sobre nuestra vocación y misión, no podemos menos que recordar las palabras del Papa en la conmemoración de la muerte del Padre Fundador: “Esta misión, a la que el Padre Manyanet se entregó sin reservas y sabiendo el papel determinante que la familias desempeñan en la Iglesia y la sociedad, la puso en vuestras manos para que la incrementéis con el ardor de un profundo espíritu evangelizador y la viváis intensamente como un servicio precioso a a la Iglesia y a la humanidad de nuestros días” (7 diciembre 2001).

2. Compartir la espiritualidad y misión nazareno-familiar con los seglares:

Nuestro carisma es un don a la Iglesia y no nos lo podemos apropiar. Nosotros somos los primeros herederos pero no los propietarios. Especialmente los seglares más cercanos a nuestras casas y obras, pueden recibir también este don, para vivirlo y trabajar con él. Se trata, pues, de una relación recíproca de amistad, confianza, ayuda, interpelación, con un nuevo sentido de Iglesia, donde se den la complementariedad de las vocaciones, la comunión y la participación.

3. Comprometernos en la pastoral de las vocaciones y en la formación:

No son dos propuestas. Se trata de ser, de testimoniar y de actuar. No hay mejor acción que el propio testimonio. La vida atrae. Sobre todo la de un grupo, la de una comunidad; mucho más convincente que la de un solo individuo.

Pedir también la colaboración de los seglares en este trabajo de pastoral vocacional. Pedirlo en la pastoral educativa, que sólo será verdaderamente acción de Iglesia (pastoral) si ayudamos a los jóvenes a descubrir su propia vocación en la Iglesia y en el mundo.

Y después de este despertar vocacional en contacto alegre con gente que irradia algo porque llevan fuego dentro, hay todo un largo y delicado camino por recorrer. Es la formación. Que nunca termina. Es la lección que nos da Desideria en la escuela de Nazaret: creer en la necesidad y posibilidad de aprender, de crecer siempre.

Nos ha parecido que esta sería la recomendación que nos haría hoy el Padre Fundador en el día solemne de su canonización. Esta fecha nos dice que él sigue vivo y presente en la Iglesia y, especialmente entre nosotros, y que, por consiguiente, su camino es un camino seguro y auténtico de Evangelio. Y que él nos recomienda para llevar a cabo los mismos medios con que él lo recorrió: la audacia o valentía, la fidelidad dinámica y la santidad.

M. Edith Gutiérrez, M.N., Superiora General
P. Luis Picazo, S.F., Superior General

Fuente: José Manyanet Santo. Memoria de la Canonización. Barcelona 2006.

VITA CONSECRATA, n. 37: "Se invita a reproducir con valor la audacia, la creatividad y la santidad de sus fundadores"


“Se invita pues, a los Institutos a reproducir con valor la audacia, la creatividad y la santidad de sus fundadores y fundadoras como respuesta a los signos de los tiempos que surgen en el mundo de hoy. Esta invitación es sobre todo una llamada a perseverar en el camino de la santidad a través de las dificultades materiales y espirituales que marcan la vida cotidiana” (VC 37).

Saturday, July 21, 2012

UNA OBEDIENCIA LIBERADORA, por Joan Chittister, OSB.

Si lo que pretende la obediencia es el control, el sistema raya la inconsecuencia. La verdad es que resulta muy sencillo controlar a los niños. Lo único que una persona necesita para asegurar el control sobre otra es una autoridad capaz de respaldar sus amenazas con la fuerza correspondiente. Hacer equivalente el voto de obediencia a la promesa de vivir una vida controlada, haciendo cosas banales, imposibles o incluso personalmente destructivas, ridiculiza su significado. La obediencia no puede reducirse a un ejercicio consistente en saltar obstáculos cada vez más altos.

La función de la obediencia no consiste en menoscabar o manipular la voluntad humana. La obediencia, por el contrario, libera al alma humana para cosas más grandes que las banales exigencias cotidianas o el capricho espiritual de unos guías arbitrarios. La obediencia libera, no reduce ni, mucho menos, esclaviza a la persona. El objeto del voto no es lograr marionetas humanas. Eso es algo que, sencillamente, no constituye el propósito espiritual que induce a los adultos a entregar su vida para cumplir la voluntad de Dios en la vida religiosa en un periodo en el que esa obediencia de marioneta pone en peligro a la población del planeta.

La obediencia genuina exige considerable madurez, así como la suficiente independencia, autonomía y humildad como para arriesgarse a la inquietud personal que puede conllevar la defensa ante la autoridad de una postura impopular o contraria.

La obediencia escucha a todos y todo a través del filtro de la Escritura, la voz de Dios y la llamada de Jesús a un mundo necesitado de Eucaristía y en búsqueda de las bienaventuranzas.

En definitiva, pues, la obediencia verdadera hace que el alma se remonte sobre las trivialidades organizativas y las instituciones humanas y vaya hacia un estado de mayor humanidad que no sabe de falsas limitaciones, no tolera reglas que hagan imposible el reino de Dios, no respeta leyes que interfieran en el Espíritu y no se inclina ante nadie que no se incline previamente ante la Voluntad de Dios respecto de la humanidad y ante los propios gobernados. Es una empresa de iguales en busca de la Voluntad de Dios, no un ejercicio de niños que pretendan tener satisfechas y contentas a todas las figuras paternas de la vida.

Cuando el voto de obediencia funciona bien, la conformidad y el cumplimiento, las recompensas y los sistemas, no ocupan el lugar de Dios. Cuando la autoridad funciona bien, el liderazgo significa más que coerción, las preguntas son más importantes que las respuestas y proporcionar ideas es más importante que recibir órdenes... Sólo quienes carecen de liderazgo recurren a la autoridad. Sólo quienes insisten en su propia autoridad destruyen toda posibilidad de obediencia y toda esperanza de liderazgo.

El fuego en estas cenizas, Espiritualidad para la vida religiosa hoy, Joan Chittister. Sal Terrae.

Wednesday, June 6, 2012

La sexualidad de los candidatos a la vida religiosa: selección y formación

Muchos formadores de seminarios y conventos no conocen las heridas que traen los candidatos.
Entrevista a la hermana Lacambra, experta en temas de sexualidad humana
Por José Antonio Varela Vidal, ROMA, martes 5 junio 2012 (ZENIT.org).


Siempre es bueno conocer el origen de las cosas. Esto ayuda a identificar las causas de los problemas, que al crecer con diversas ramificaciones impiden una solución única. Algunos de estos son los temas referidos a la sexualidad humana o a lo demoníaco. Para conocer más de cerca estas realidades, ZENIT conversó con la hermana María Blanca Lacambra, de la congregación de las Siervas de la Verdad, quien reside en Bayamón, Puerto Rico. Ella trabaja desde hace muchos años con distintos grupos de la archidiócesis de San Juan, en lo referido a alteraciones sexuales, así como casos de posesiones diabólicas y exorcismo. La primera parte de la entrevista la ofrecemos hoy.

¿Por que el tema de la sexualidad, con sus perversiones, se ha vuelto una noticia de todos los días?
– Hna. Lacambra: Considero, en primer lugar que la sexualidad es sagrada, creada por Dios y, por ende un regalo suyo. Las perversiones son ocasionadas por un montón de factores inherentes a traumas, violaciones y abusos de toda índole. Siendo Puerto Rico una sociedad matriarcal, donde la madre hace casi todo con respecto a los hijos, y el padre se dedica a traer el sustento al hogar, –hoy muchas madres trabajan y tampoco tienen tiempo para los hijos–, son los hijos los que quedan afectados por ello y en muchos casos se debilitan. Todo esto hace que muchas heridas queden impresas en el cerebro y los acompañen durante toda la vida. Si estas heridas no son tratadas con denuedo por distintos profesionales diestros en la materia, a la par que una toma de conciencia seria de la participación de Dios en nuestras vidas, tendremos ante nosotros adultos con muchos trastornos de la conducta y la personalidad; problemas que más adelante se manifestarán tanto en la vida matrimonial como en la vida religiosa.

¿Y esto puede modificarse?
– Hna. Lacambra: Hay sacerdotes, psiquiatras, psicólogos y sexólogos que trabajan en esto, y por lo que me va enseñando la experiencia, hay que trabajar con rapidez y así erradicar, en la medida de lo posible, las heridas que impiden al hombre adquirir la liberación; recordemos que somos imagen y semejanza de Dios y son las heridas las que nos impiden sentir en nuestro ser ese "niño" o "niña" creada por Dios y que continuamente está gritando dentro de nosotros porque quiere ser lo que Dios, Nuestro Señor quiso que fuera: su hijo o hija muy querida.

¿Y cómo se debe prevenir esto, con aquellos que entran en los seminarios o conventos?
– Hna. Lacambra: Veo que se está haciendo algo últimamente, pero poco. El que se realice un test psicológico no basta, porque si la persona es inteligente podrá manipular a todos los que lo quieran cambiar y no se podrá saber cómo es en realidad el candidato. Los candidatos no dicen muchas cosas que se tendrían que saber antes de entrar al convento, a fin de ser ayudados. Vienen con muchas heridas de la infancia y la adolescencia. Todavía considero que se tiene miedo al tema de la sexualidad; no se profundiza como se tendría que hacer. Recordemos que la sexualidad abarca el cuerpo, alma y espíritu y por consiguiente, nos acompaña a lo largo de toda la vida y si no nos es familiar, amiga, diría yo, ¿cómo amarla y dejarla que cumpla con el fin para que Dios, Nuestro Señor la ha creado?

Por eso se ven algunos casos, ¿no?
– Hna. Lacambra: Se ingresa en las comunidades y nos encontramos con tantas cosas que están pasando a nivel mundial, sea con sacerdotes, religiosas, pastores y nos escandalizamos pero..., ¿quién acompañó a estos candidatos a la vida religiosa y sacerdotal en el aspecto de la sexualidad? ¿Acaso sus padres? Da pena tener que constatar que muchos padres no saben nada de lo que se refiere a este tema tan importante. Diría yo, tampoco tienen mucho conocimiento del mismo algunos formadores y superiores de las comunidades religiosas. Muchos jóvenes entran en el seminario o a la vida religiosa con la intención de quedarse, sea por que tienen vocación o por otras causas que ya conocemos; algunas de ellas no muy positivas. El hecho de que no se tengan formadores debidamente preparados para acompañar a estos candidatos, supone que ante el voto de castidad tengan problemas. Además, el mero hecho de saber que se tienen tentaciones fuertes, no supone necesariamente que no se tiene vocación. Precisamente, los medios que se utilizan contra el maligno son importantísimas en estos momentos: la oración, la recepción de los sacramentos, el santo rosario y, sobre todo, el acompañamiento de una persona --generalmente el superior y el director espiritual--, tanto en el terreno espiritual como humano.

En la época de la formación al sacerdocio o a la vida consagrada, ¿qué señales de alarma se deben advertir al respecto?
– Hna. Lacambra: Diría el excesivo apego al superior, pues están buscando un papá; en el caso de las jóvenes, en la superiora a una mamá. Y eso se manifiesta a lo largo de toda la vida. Considero que un candidato a religioso o religiosa, que no haya recibido el amor de los padres, le va a ser doblemente difícil seguir adelante sin ayuda. La necesidad de masturbarse, de ver pornografía; la necesidad de estar horas ante la pantalla; el vivir una vida totalmente secularizada y superficial, son indicios de la falta de compromiso ante un asunto tan importante.

¿No hay cómo superarlo durante la formación?
–Hna. Lacambra: En la formación hay que guiar a los candidatos a tener una vida de oración intensa, porque ese amor aplasta y apaga todo los demás. Pero no es lo único. Nuestra naturaleza es humana y, por ende, hay que tenerla en cuenta. Si el amor radica en la sexualidad, es imposible que se ame sin ser afectivo. ¡Dios es amor! Y qué bien nos lo da a entender nuestro papa Benedicto XVI en su encíclica Deus Caritas Est. Los formadores deberían tener conocimientos de la persona humana; deben prepararse en sexología y ser maduros afectivamente. Han estudiado filosofía, teología pero saben poco de afectividad si no provienen de una familia en donde mamaron y fueron testigos del amor que el padre tenía a la madre y viceversa; deben haber tenido experiencias de un amor filial que es el eje de la madurez afectiva y del espíritu. El sentido de la castidad bien entendida y vivida, conduce a un amor tan grande que no se necesita a nadie más en el caso del cónyuge; y nadie más que el Esposo, en el caso del célibe.

Otro tema de nuestro tiempo es la infidelidad entre las parejas... ¿Esto donde se origina?
– Hna. Lacambra: En los talleres que tenemos nos damos cuenta que el problema grande que nos presentan cuando llegan no es el esposo o la esposa, sino la falta de amor de la infancia; falta de amor por las heridas que tienen, sobre todo de los 0 a los 6 años. Allí no hubo un papá o una mamá que les regalara el amor que necesitaban, para después hacer uso de ese mismo amor a lo largo de toda la vida. Luego de trabajar con ellos, se dan cuenta ellos mismos que han habido cosas en el fondo que están impidiendo el amor gratuito y maduro que se deben tener; la felicidad es un regalo que Dios les ha dado; regalo que tiene que ir desarrollando a lo largo de la vida. El cónyuge no es el culpable de la falta de felicidad en el otro, en la mayoría de los casos.

¿La infidelidad es acaso una patología?
– Hna. Lacambra: No me atrevería a decir que es una patología. Pero sí diría que es una actitud, un estado producido por una insatisfacción, una búsqueda del placer; de lo sensorial sin haber ahondado bien en la afectividad, que es lo que se aprende en el hogar. ¿Cómo entonces hablar de espiritualidad si lo relacionado con la naturaleza humana está "cojo"?

¿Y el asunto de la homosexualidad? Algunos dicen que se adquiere, otros que se nace así, ¿qué se sabe al respecto hoy?
– Hna. Lacambra: Hay una gran cantidad de ideas y teorías al respecto. Lo que estudié --aunque no soy sexóloga--, es que hay dos clases de sexualidad, la primaria y la secundaria. La primaria se refiere a aquellas personas que desde muy pequeños ya tienen esa inclinación. Hay un montón de factores a tener en cuenta con respecto a esto, pero yo diría que entre 100 homosexuales, solamente unos pocos son homosexuales primarios (los verdaderos homosexuales). El resto, el número mayor lo constituyen los secundarios; para nosotros, seudohomosexuales.

Entonces, ¿todo esto puede encauzarse?
– Hna. Lacambra: La sexualidad es una ciencia moderna: del siglo XX, por lo que está aún en pañales. Se van encontrando muchas cosas, y trabajando con las personas nos damos cuenta de que el homosexual secundario no lo es en realidad, es un falso o seudohomosexual. Por lo que con ayuda de personas idóneas pueden volver a ser heterosexuales, que es lo que Dios quiso para ellos. No obstante nos hemos encontrado también con casos de homosexuales primarios a quienes hemos podido encauzar a través de la vida espiritual y los hemos ayudado a amar a Dios, quien constituye el fundamento de su amor. Lo han logrado: poniendo a Dios, Nuestro Señor en la cima, todo lo demás queda en segundo lugar. En nuestra Archidiócesis existe un grupo llamado "Courage" que ayuda a los homosexuales y donde se consiguen muchos frutos. Es claro que el acercarse a Dios y aprender a amarlo hace que uno vaya enamorándose de Él y conduce a que se vayan apagando las pasiones que nos separan de Él a nivel terreno: el placer, la comodidad, etcétera. Además, el saber canalizar bien la energía sexual hace que la sexualidad no se desborde y ocasione las inundaciones que vemos por todas partes.

Monday, April 30, 2012

Benedicto XVI anima a los sacerdotes a celebrar la misa todos los días y pide a los sacerdotes sacrificio en su misión, "hasta dar la vida".


Benedicto XVI ordenó hoy en el Vaticano a nueve sacerdotes provenientes de seminarios de la diócesis de Roma, a los que recordó que, como el Buen Pastor, deben "dar la vida por las ovejas".

En la homilía, Benedicto XVI señaló cómo la tradición romana de celebrar las ordenaciones en el cuarto domingo de Pascua, el domingo del "Buen Pastor", contiene "una gran riqueza de significado".

El sacerdote está llamado a conducir a los fieles que le han sido confiados "a la verdadera vida, a la vida en abundancia" y evocó el Evangelio y la parábola del Buen Pastor, que es aquel que "da la vida por las ovejas".

"Jesús insiste en esta característica esencial del verdadero pastor: la de dar la propia vida", agregó el Papa, que subrayó "la figura bíblica del rey-pastor, que comprende principalmente la labor de conducir el pueblo de Dios, de mantenerlo unido y guiarlo".

Destacó, además, que para el sacerdote "celebrar misa cada día no significa llevar a cabo una función ritual, sino cumplir una misión que implica profundamente la existencia, en comunión con Cristo que, en su Iglesia, continúa llevando a cabo el Sacrificio redentor".

"Esta dimensión eucarística y de sacrificio es inseparable de la pastoral y constituye el núcleo de verdad y fuerza salvadora, de la que depende cada actividad. No se habla de la eficacia solo en el plano psicológico o social, sino de la fecundidad vital de la presencia de Dios a nivel humano profundo".

Entre los sacerdotes ordenados hoy figuró Alfredo Tedesco, licenciado en química y que, según explicó, tenía novia, pero a los 22 años sintió la vocación y entró en el seminario Mayor de Roma.

Otro de los sacerdotes es el romano Marco Santarelli, de 30 años, un piloto de aviones privados que aspiraba a llevar, según declaró, un Boeing 747 y que descubrió la llamada de Dios durante la Jornada Mundial de la Juventud celebrada en 2002 en Toronto (Canadá) al escuchar las palabras de Juan Pablo II, que invitaba a los jóvenes a no tener miedo de seguir a Jesús.

A lo largo de sus siete años de Pontificado, Benedicto XVI ha ordenado ya a más de medio centenar de sacerdotes de su diócesis.

Friday, March 23, 2012

Mons. Francisco González, S.F., galardonado con el premio James Cardinal Hickey (Washington, D.C.): "DE HOMBRE A HOMBRE VA CERO"














Como su vocación sacerdotal, que nació del ejemplo y de la admiración que sentía por el cura de su pueblo, el obispo auxiliar Francisco González, SF, es un paradigma de servicio y entrega en el ministerio de fe para nuestra comunidad. Por esa sencilla pero enteriza andadura fue, recientemente, galardonado con el premio James Cardinal Hickey durante la Gala Benéfica 2012 del Centro Católico Hispano, realizada en la sede de la OEA.

En la gala, que superó con creces la meta del millón de dólares de donaciones en beneficio de los inmigrantes y refugiados de bajos recursos, se distinguió también al matrimonio Michael y Chafica Kappaz (premio Juan Pablo II) por su trabajo en pro de la institución y a la empresa constructora del Grupo Clark (premio The Robert y Lucia Lado) por su compromiso social.

El cardenal Donald Wuerl destacó, asimismo, la generosidad de los donantes y la labor del Centro Católico por mantener la esperanza en las personas necesitadas de caridad y justicia.

A continuación un breve diálogo sostenido con el obispo González sobre los retos que enfrenta nuestra comunidad.

¿Por qué apoyar e insistir en el Dream Act?
Cuando hablamos del Dream Act hablamos de jóvenes que fueron traídos a Estados Unidos por sus padres cuando eran niños, jóvenes que han demostrado su capacidad de trabajar y estudiar, amén de su probada capacidad intelectual -ahora que han terminado la escuela secundaria- de querer participar y continuar con su educación superior. Ellos, como todos los residentes del estado de Maryland, quieren disfrutar de lo mismo que otros residentes, como lo dice la ley.

Algunos de los que se oponen no están bien informados de las exigencias que deben cumplir esos jóvenes para ser partícipes de este beneficio. Los padres de esos jóvenes, por ejemplo, han estado pagando impuestos y van a continuar haciéndolo para más adelante solicitar su ciudadanía.

Al Dream Act lo veo como un acto de justicia social para los que han hecho el bien de acuerdo a sus posibilidades y como una inversión porque al mejorar esos jóvenes sus posibilidades intelectuales y tener una profesión ellos contribuirán más al bien de la sociedad desde el punto de vista económico como de servicio.

Somos una comunidad joven que continúa creciendo. ¿Cómo abordamos esa realidad, en términos de mayores servicios, en el seno de nuestras parroquias?

Una realidad que la vemos por doquier es que el número de hispanos sigue creciendo a marcha forzada, por así decirlo. Es hoy la minoría más grande del país como consecuencia de la inmigración y al hecho de que nuestras familias son más numerosas y que se refleja en los números. La iglesia tiene que estar conciente de esta situación.

Actitudes como el rechazo que se encuentran a veces en la sociedad, y no solo en la iglesia, ya no se da en nuestra iglesia y eso es una bendición, pero queda mucho por hacer para dar la bienvenida al inmigrante para que se sienta como en su casa, porque muchos se sienten tolerados y no aceptados.

En la Arquidiócesis de Washington tenemos más de 35 parroquias con ministerio hispano, con diferentes servicios, donde se da la bienvenida a nuestra comunidad. A las misas en español asisten decenas de miles personas los fines de semana, allí no están incluidos los hispanos que acuden a las misas en inglés porque sus hijos que asisten a escuelas católicas quieren estar en la misa con sus compañeros de clase con quienes se entienden más en inglés que en español.

Se les da servicio a los miembros de nuestra comunidad, pero siempre se puede hacer algo más: ese es el caso del Instituto de Liderazgo Laical donde se preparan a otros grupos no para crear ‘parroquias paralelas’ o ‘iglesias paralelas’, sino para que todos sirvan a todos. Cierto es que si no se habla el mismo idioma, todo inmigrante tiene el derecho de que se le sirva en su lengua materna que es, también, la doctrina de la iglesia.

¿Qué reto nos plantea la migración como fenómeno global?

La migración nos plantea el reto de servirles (a los inmigrantes) de la mejor manera posible. En ese sentido, el hispano es importante porque la migración va a continuar por bastante tiempo, en tanto y en cuanto persista la pobreza en sus países de origen. Mientras haya pobreza toda persona tiene el derecho, diría la obligación, de buscar un lugar donde pueda tener una vida digna, condiciones decentes y humanas para sus familias.

Ellos no vienen pidiendo caridad, que no hace daño, sino con el deseo de ser ciudadano de primera clase entre los cristianos donde no debe haber diferencias porque: "De hombre a hombre va cero" (todos son iguales).

Ellos vienen a mejorar su situación y no solo por razones económicas. Actualmente, según estadísticas, hay unos 46 millones de pobres en Estados Unidos, mas la pobreza aquí es distinta a la que existe en otras partes del mundo en desarrollo. Ellos llegan aquí con la plena ilusión de mejorar porque nadie quiere dejar su pueblo, su cultura, su música, su familia y su estilo de vida; sin embargo, a veces, no queda otro remedio y, en algunos casos, la migración es una opción de vida o muerte, por eso arriesgan muchas cosas y vienen sin los "papeles" pero con muchas ganas de trabajar y construir algo mejor.

A propósito de vocaciones sacerdotales, en su caso, ¿cuál fue la mayor motivación para abrazar el sacerdocio?

Vengo de una familia católica practicante donde mis padres no exageraban y no se pasaban las 24 horas en la iglesia, de un hogar donde se fomenta la práctica de la fe y se asistía a las misas dominicales. Fui monaguillo y una de mis ilusiones era ser como el cura de mi pueblo: un santo varón. Entonces no entendía lo que era ser cura.

En mi familia somos tres hermanos: dos religiosos y una religiosa. Fui al seminario cuando tenía once años y quería ser como mi párroco, por eso ingrese al seminario donde esa idea, que me gustaba, se fortaleció. Me ordené sacerdote a los 25 años sin sobresaltos, ni grandes revelaciones con el apoyo de mis difuntos padres, quienes tuvieron siempre abiertas las puertas del apoyo.

¿Por qué en una nación hecha por inmigrantes se olvida sus orígenes y las razones -que son las mismas de hoy- por las que llegaron los primeros migrantes y los que les precedieron?

Los habitantes de la nación en aquellos tiempos no eran el número que somos ahora. El número de hoy asusta a mucha gente. El inmigrante decimonónico no solo venía por mejoras económicas o libertades, sino a poblar y eso se acabó allí. Mas, para los migrantes de hoy eso continúa debido a que la brecha entre pobres y ricos sigue aumentando, mientras todos quieren participar de los beneficios de la riqueza en un país que ha tenido las puertas abiertas a todo inmigrante.

Hoy hay un acendrado individualismo que marca diferencias claras entre el ‘nosotros y vosotros’. Esa hermandad y aldea global, en términos de solidaridad, no se está dando como se hablaba antes. Más bien, ese individualismo, ese secularismo, crea distancias entre los seres humanos.

Thursday, February 2, 2012

Lo que no ha de faltar en la acción pastoral de los Hijos de la Sagrada Familia, por el P. Pedro Mas, SF.

La palabra "pastoral" nos conecta e identifica con el Buen Pastor. Por lo tanto hablar de pastoral es fijar la mirada en el Buen Pastor que nos revela el misterio de Dios y quiere conducirnos a una vida plena (Jn 10, 10).

El pastoralista es "el Buen Pastor", que "va delante de las ovejas", las "conoce por su propio nombre", éstas le siguen "porque conocen su voz" y es capaz de "dar la vida" por ellas (Jn 10, 11).

— ¿Cuál es lo esencial o lo sustantivo en la pastoral?

El amor de Cristo del cual participamos quienes hemos sido llamados a la educación y evangelización de los jóvenes. Este amor pone en relación la dimensión horizontal y vertical de la propia vida: la opción creyente por el Dios revelado en Jesucristo y el compromiso coherente en la vida cotidiana y el anuncio del mensaje.

Es necesario tener siempre claro lo sustantivo (conceptos, ideas, realidades…) y, a partir de ahí, los adjetivos (que expresan las características o propiedades de los sustantivos).

La relación entre el educador y el educando, el pastoralista y el grupo, ha de ser , particularmente para nosotros que nos remitimos a Nazaret, cordial, familiar, respetuosa, sostenida por la credibilidad personal, caracterizada por la cercanía, la confianza, la paciencia… virtudes características de Jesús de Nazaret.

Debemos sentirnos enviados a acompañar a los jóvenes en su encuentro salvador con el Señor. "Lo que va a salvar a las personas no es que se relacionen con nosotros, sino que se relacionen directa y personalmente, por la fe y el amor, con Jesucristo, Señor y Salvador de todos" (F. Sebastián).

— Mensajeros de Nazaret


Se nos pide que "seamos mensajeros de la buena noticia del Amor que baja y se da a los hombres y mujeres en Nazaret". Una Buena Noticia acogida y creída, en primer lugar, por cada uno de nosotros y vivida en comunión fraterna.

Sentimos Nazaret como una propuesta válida que somos capaces de "recrear" en nuestro mundo.

Profundizar en lo que significa "Nazaret" como Misterio de un Dios "que es amor" y por amor se encarna, se hace hombre, comparte nuestra existencia para ofrecernos el camino de la salvación.

Y todo ello desde la vida ordinaria, junto a María y José; en la discreción, el anonimato, la vida familiar, la relación con los sencillos…

— Una pastoral juvenil integral y comprometida


Es siempre importante el "medio", el "cómo" pero sin olvidar nunca el "porqué" y el "para qué". No hay que descuidar los fines, lo "sustantivo", de lo contrario corremos el riesgo de caer en la superficialidad.

No hay que preocuparse sólo de lo lúdico, ni buscar solo ser atractivos y que lo pasen bien… sino crear el ambiente adecuado para llegar a lo esencial, sin hacer rebajas o recortes (llevar a Jesucristo vivo que nos enseña el amor a Dios y a los hermanos).

No podemos decir continuamente que los destinatarios están inmaduros para acoger una invitación explícita de Jesucristo. ¿Cuándo lo están si no es ahora? ¿Dónde si no es aquí? ¿Quién si no nosotros?

Hay que empezar por los momentos más agradables y acogedores y hay que tener tiempo para mostrar también los más exigentes. "Jesús no necesita admiradores sino seguidores" (Kierkegaard).

Sin caer en los riesgos de querer "imponer" una pastoral seria y fuerte. Los extremos se tocan.

No olvidemos que la pastoral transmite una Buena Noticia y esta es fuente de alegría. Jesús mismo, con su actitud profundamente humana y divina, es la Buena Noticia y su pedagogía es cercana, acogedora.

Importante saber de dónde se parte: identidad y relaciones y laberintos emocionales.

Acogida incondicional "para que tengan vida y vida en abundancia".

Nuestra misión evangelizadora pasa a través de la acción educativa que se basa siempre en una relación humana de calidad, amable y significativa, empeñada en la formación emotiva, el diálogo y respeto a la libertad de los jóvenes.

Todos sabemos que una experiencia religiosa basada solo en principios morales no basta. Hay que llegar a Jesucristo, a la Buena Nueva que es su mensaje, a la construcción del Reino.

Nosotros lo vivimos y proponemos desde la fuerza del Carisma: Nazaret-Encarnación: asumir la propia historia para transformarla desde la sencillez, el día a día, el anonimato.

Miramos a la familia de Nazaret para acercarnos a todas y cada una de las familias en sus variadas realidades; Educación "del corazón y de la inteligencia", integral de los alumnos.