Thursday, March 18, 2010

Hijos de la Sagrada Familia, ¿Cuál es vuestro carisma?

Hoy estuve comiendo con un sacerdote de la diócesis de Pueblo (Colorado). Nuestra amistad comenzó hace nueve años, antes de que fuera ordenado sacerdote, mientras trabajaba para el Departamento de Sanidad del estado de New Mexico. Entonces ya hablábamos de la vida sacerdotal y de las comunidades religiosas.

Como sus padres, ya mayores, viven en New Mexico, viene a menudo a visitarlos y rara es la vez que no se detiene en Chimayo. Esta vez, la conversación verso sobre la espiritualidad sacerdotal. El se reúne al menos una vez al mes con otros sacerdotes de su diócesis para rezar, comer, charlar sobre la vida parroquial, y sobre todo, ahondar en su vida sacerdotal. "Esos encuentros con otros sacerdotes," me dice, "son importantísimos."

El trabaja con sacerdotes religiosos también; sin embargo, le extraña no ver nada que los identifique como miembros de una comunidad religiosa. "Un día le pregunté a uno de ellos 'cuál es vuestro carisma?' y tras escuchar unas breves frases inconexas, no terminé de enterarme de su carisma." "En vosotros está muy claro", dice.

A partir de ahí la conversación se centro en el carisma de Hijos de la Sagrada Familia. A mí se me ocurrió decir: "Si un párroco está llamado a unir las diferentes familias de la parroquia en una famila de familias, entonces, el párroco tiene que saber lo que es vivir en comunidad. Tiene que aceptar los retos y desafíos de vivir en comunidad."

"Si pero, el sacerdote necesita de la soledad, de la experiencia de desierto..."

"Estoy completamente de acuerdo", le contesto, "pero esos momentos de soledad y oración fueron, en el caso de Moises y Jesús, momentos de contemplación, discernimiento, encuentro..., que los empujaba de nuevo a volver con su pueblo." "Sería un error pensar que la misión de Jesús cuando sale de Nazaret es 'irse al desierto'; no, el desierto es lugar de paso para contemplar el misterio al que somos llamados y, en nuestro caso, el desierto es también el momento de purificar nuestras intenciones."

Jesús, modelo de sacerdote
que vive en comunidad

"Fíjate en Jesús, nuestro modelo de sacerdote", le digo, "el no escogió vivir solo sino que reunió a una comunidad. Jesus vivia en una comunidad".

"Si, pero los envio de dos en dos".

"Eso, al menos, de dos en dos. Al inicio de su misión, Jesús llama de dos en dos. Primero a Simón y Andrés, luego a Santiago y Juan. Y los llama a vivir en comunidad. Me imagino que a sus padres no les haría mucha gracia separarse de ellos.

"No se, Julio," me dice, "yo no podría vivir todo el día con otras personas. Necesito momentos de soledad. A veces, rezo mejor solo que acompañado".

"Yo también", le digo, "y estoy seguro de que los padres y madres de familia también necesitan momentos para estar solos, momentos para ellos, pero la vocación de los padres como la vocación de los sacerdotes es una vocación para el servicio y el estilo de vida que escogemos potencia o merma nuestra capacidad para ese servicio."

Cada vez creo menos en el sacerdote a lo "llanero solitario". La vida comunitaria es parte de la vida de hijos de la Sagrada Familia. La vida en comunidad nos ayuda a:

- Conocernos mejor.
- Ver mas allá de nosotros mismos.
- Escuchar.
- Ser humildes.
- Controlar nuestro orgullo.
- Perdonar y a pedir perdón.
- A ser compasivo.
- A trabajar en equipo.
- Enseñar a otros a ser comunidad y trabajar en equipo.

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