Tuesday, August 31, 2010

Parroquia Santa Cruz de la Cañada, New Mexico (USA)



















"La parroquia de Santa Cruz de la Cañada, en Española, New Mexico, USA, recuerda la llegada de los primeros sacerdotes Hijos de la Sagrada Familia en 1920".

Así lo explicaba el periódico local Río Grande SUN hace una semana (26 de agosto del 2010). La foto que publica el periódico, sin embargo, es de 1956 y en ella aparecen de izq. a der. los PP. Pedro SiguánJosé TerésLuis Estrada (tercera fila), Salvador Gené (centro), Agustín CortésJosé Cubells (tercera fila) y José Rosell.

En 1919, el arzobispo de Santa Fe, Albert Daeger, llamó a los Hijos de la Sagrada Familia para que se hicieran cargo de la pastoral y los sacramentos de la región de Santa Cruz, pues necesitaba sacerdotes que hablasen castellano. El primer párroco fue el P. Salvador Gené (Barcelona).

Desde entonces mas de 60 sacerdotes de la Sagrada Familia han servido en la parroquia. La comunidad de sacerdotes actual la componen los PP. Javier Gutiérrez (párroco, Colombia), Juan Plans (Barcelona), José María Blanch (Barcelona).

Thursday, August 12, 2010

Pobreza, Castidad y Obediencia: una opcion radical por la vida y la no violencia



















El seguimiento de Cristo:
opción por la no violencia

La opción por la no violencia es una opción radical por la vida, igual que el compromiso de la vida religiosa.

La Semana Santa, las apariciones de Jesús resucitado, el ministerio de Jesús hacia los excluidos, extranjeros, pecadores, condenados a muerte, etc., nos presentan a un Mesías de la no violencia. De ahí que las comunidades cristianas de los siglos I-II-III eran pacifistas y crearon un movimiento pacifista cristiano que no paso desapercibido a las autoridades romanas. Este movimiento expiro en el siglo IV cuando el cristianismo se convirtio en la religion oficial del imperio.

La nueva situación provocó un cambio en la jerarquía de valores. La transformación fue tan radical que incluso san Agustín, doctor de la Iglesia, inventó una moral de la guerra justa. Durante siglos, el concepto de guerra justa produjo innumerables abusos en la cristiandad. Entonces, en el siglo XIII, santo Tomás de Aquino afirmo que la guerra es siempre un pecado, incluso cuando es provocada por una causa justa.

Jesús desarmó a Pedro y esa misma noche desarmó a todos los cristianos. La agresividad y la violencia destruyen la paz interiorPor eso, el seguidor de Cristo debe buscar: 

- la pureza de corazón e intención,
- el desapego de las posesiones y placeres,
- la disciplina en el comer y beber,
- el control de su sexualidad,
- el respeto por todas las creaturas.

La vida consagrada:
alternativa desde la frontera

La vida consagrada es una profecía aquí y ahora que no pasa desapercibida a los que se encuentran con ella. Lo consagrados son personas de frontera, cuyo modo de vivir responde a sus valores, espiritualidad, esperanza, fe..., y no tanto a unas normas y leyes impuestas.

La pobreza del evangelio no consiste en despreciar los bienes de la creación, sino en hacer un uso adecuado ( de acuerdo al evangelio) de los bienes que hemos recibido prestados.

La castidad de Jesús no consiste en la vida que llevaban los eunucos, los matrimonios estériles o los monjes de Qumram. Siendo casto, Jesús declara la dignidad, la libertad, el respeto, que todas las personas merecen (incluso la mujer adultera). No descubrimos el significado primordial de la castidad de Jesús si desconocemos los desequilibrios y conflictos de género (hombre/mujer) en las sociedades patriarcales.

La obediencia de los consagrados no consiste en someter la voluntad a la autoridad (si esto fuera así, deberíamos preguntar por que Dios nos dio entonces una voluntad), sino en ejercitarnos en la colaboración y la co-responsabilidad. Entonces ponemos en evidencia las relaciones humanas donde el poder, por una parte, y la impotencia, por otra, deshumanizan y embrutecen a las personas.

Cuando estos valores animan nuestra existencia sentimos que vivimos una experiencia radical, liminal, de frontera. Consecuentemente, ofrecemos a la sociedad una alternativa en la que el hombre y la mujer de hoy se ven reflejados en sus propios temores, luchas, búsquedas, significado.

Examen de la vida consagrada

Es una lástima que la vida religiosa se identifique con las practicas de una religiosidad formalista y cumplidora, sin la llama del Espíritu (que nunca sabes por donde va a salir...). La normas, las constituciones, están tan identificadas con lo legal, que han perdido la osadía y la inocencia que dan Vida a la vida religiosa.

Durante siglos la vida consagrada fue entendida como una negación y huída del mundo. El mundo, la carne y el demonio, eran los enemigos a combatir. Solamente la negación de los tres garantizaba la entrada en el Reino de Dios. La Iglesia supo sobrevivir en los salones del poder y la riqueza participando también de sus placeres, sin embargo, siempre se sintió incómoda ante la lujuria y los placeres de la carne. Incluso dentro del matrimonio, la intimidad y el placer sexual eran sospechosos. La idea de que la sexualidad de las personas y su capacidad para sentir placer eran constitutivas de pecado ha sido la fuente principal de las histerias y alambicamientos emocionales. Sin embargo, la persona necesita también que la mimen, la abracen, la arrullen... para llegar a ser lo que esta llamada a ser. No hay una consagración real si la persona no siente pasión por su vocación y misión: pasión por el reino, pasión por otras creaturas, pasión de Dios. La persona que huye y niega el mundo en el que vive se consagra sin saber a quién o qué se consagra.

El voto de castidad

La sexualidad humana no es algo estático, mecanístico, destinado simplemente a cumplir una función biológica. La sexualidad de las personas es, antes que nada, expresión de lo que las personas son y están llamadas a ser. Por eso, del mismo modo que uno/a no se propone controlar su humanidad sino desarrollarla..., uno/a tampoco se propone controlar su sexualidad sino desarrollarla..., confiando en que todo lo que recibimos de Dios es bueno.

La ignorancia sobre nuestra sexualidad se ha incrementado tras siglos donde ha predominado la ideologia patriarcal, la cual había modelado nuestra sexualidad utilizando el poder y hostigamiento para suplir sus propias deficiencias y alcanzar sus fines. Sin embargo, los modelos tradicionales de masculinidad, femineidad y procreación se tambalean. Pensar que ello es debido solamente a la promiscuidad y la permisividad de la cultura predominante es ver lo negativo de ahora sin darse cuenta de lo negativo que había antes. No, algo mucho mas profundo, complejo y misterioso pugna por salir y las personas consagradas deben ser las primeras en darse cuenta, discernir, descifrar, el mensaje profundo, la "buena noticia", de estos tiempos de cambio.

Tradicionalmente, la castidad y el celibato se había entendido como una relación íntima con Dios que hacía innecesaria otras relaciones. Por eso, no era infrecuente encontrar personas célibes sin capacidad para expresar ternura y afecto. En el mejor de los casos, lo consagrados suplían esas carencias a través de la acción apostólica y el trabajo caritativo. Sin embargo, a pesar de las tensiones, los desafíos y el riesgo, el célibe necesita también una relación de cercanía con otras personas. Su propia estabilidad emocional y afectiva lo exige. En el pasado, el modelo de religioso fiel era la persona sin pasiones. Hoy la persona siente la llamada del evangelio como una llamada a la vida, a vivir en una plenitud que se nos presenta a través de la encarnación, es decir, del Dios hecho carne y visible en sus creaturas.

El voto de pobreza

El voto de pobreza es la propuesta cristiana para no abusar de las propiedades y los bienes. Pero este voto ha mostrado tener dos reversos: por una parte, ha ido acompañado por una espiritualidad que en lugar de hacernos responsables de los bienes de la creación, nos ha movido a negarlos y a sospechar de ellos; por otra, el abuso de riqueza del colectivo (monasterio, comunidades) no estaba sujeto al mismo escrutinio que la riqueza del individuo.

El voto de pobreza se ha entendido alguna vez como un rechazo a los bienes del trabajo y de la creación con el consecuente abandono de la responsabilidad que todos tenemos sobre ellos. Los bienes, entonces, se confiaban al superior, y los súbditos vivían sumisos a una administración patriarcal que les negaba el derecho de los adultos y los trataba como a niños.

Sin embargo, la espiritualidad judeo-cristiana siempre ha reconocido que los bienes son un don que Dios da a su pueblo o iglesia ycuya primera finalidad es mover a la celebración (acción de gracias de la comunidad). Si el pueblo participa en la celebración es porque ha recibido estos bienes y los ofrece de nuevo a su verdadero dueño. El pueblo participa en la celebración discerniendo el significado y los fines de los dones que ha recibido y haciendo un uso responsable y adecuado de ellos.

El voto de pobreza no consiste tanto en ser pobre de espíritu cuanto en tener un alma rica y generosa. En su origen, pobre de espíritu y alma rica y generosa significan lo mismo, pero el lenguaje que hoy debemos utilizar ha de ser una alternativa a la competitividad y el consumismo, que apoye un desarrollo sostenible y compasivo.

El voto de obediencia

La concentración de poder forma parte de la ideología de las sociedades patriarcales. El poder se concentra en unos pocos, despojando a la mayoría de la libertad para decidir y también del ejercicio de la responsabilidad.

La etimología de la palabra obediencia nos muestra que obedecer significa escuchar con atención. La obediencia nos mueve a estar atentos al mensaje profundo de lo que escuchamos, dejándonos transformar por el anuncio, la buena noticia. Por eso, el voto de obediencia debe movernos a la mutua colaboración. El voto de obediencia no nos pide renunciar a nuestra libertad, pues sin libertad la persona consagrada no sera obediente aunque cumpla lo que se le ordena.

Colaborar requiere reconocer a los demás como mis iguales (mis hermano/asy estar preparados para relacionarnos y trabajar juntos, reconociendo la diversidad de dones de todos los que colaboran. Es una nueva manera de participar en la acción creadora de Dios.

Poverty, Celibacy, and Obedience. A radical option for life
Diarmuid O'Murchu, M.S.C.
The Crossroad Publishing Company
New York, 1999.

El Padre Diarmuid O'Murchu, M.S.C., es miembro de la Congregación Misionera del Sagrado Corazón.