Wednesday, May 5, 2010

Hace 10 años...

Hace diez años don Ricardo Maria Carles me ordenaba sacerdote en la iglesia de la Sagrada Familia (hoy de San José Manyanet) en San Andrés del Palomar, en Barcelona (España).

A algunos de mis amigos les sorprendió que escogiera la parroquia de San Andrés porque yo habia sido alumno del colegio Padre Manyanet de les Corts, también en Barcelona. Recuerdo que mi explicación fue que yo estaba trabajando en el colegio de San Lluis de Begues (Barcelona) y que allí es donde debía ser ordenado sacerdote o, en todo caso, en la casa madre de la congregación en San Andres.

Tambien pensé, ¿cómo no!, en Les Corts porque el colegio donde hice la primera comunión y fui confirmado estaba necesitado del testimonio de la ordenación sacerdotal de uno de sus antiguos alumnos, pero eso mismo -"el dar el testimonio"-, es lo que debía ofrecer en Begues por ser el lugar donde mis superiores me habían destinado. Escoger Les Corts hubiera sido lo más bonito y nostálgico, mirando los buenos momentos del pasado, cuando lo que se me pedía era ofrecer mi sacerdocio con los que estaba trabajando y mirar... hacia adelante.

El año 2000 no fue un año como otro cualquiera. Ese año me operaron de una hernia discal lumbar (febrero), me ordenaron sacerdote (mayo) y fui destinado a los Estados Unidos (agosto).

Una preocupación de mi padre era si yo estaría listo para levantarme del suelo por mi mismo durante la ordenación sacerdotal. Le dije, "pues si ves que no puedo levantarme me echas una mano".

Debido a que la operación de hernia discal fue en el Hospital del Barcelona, pase el tiempo de convalencia en el Seminario de las Corts. De aquellos días en el seminario con la ordenación sacerdotal muy cercana, recuerdo una anécdota que me ha servido más tarde para hacer examen de conciencia. Fue durante una comida. Uno de los hermanos quería conocer los detalles del día de la ordenacion: "¿Has pensado en la comida del banquete, Julio?" Yo respondí: "No, ni me preocupa. Creo que no es necesario hacer un banquete, con un piqui-piqui es suficiente. Estoy seguro de que los padres de la comunidad de San Andrés acertarán en lo que hagan". Entonces, el hermano volvió a preguntar: "Y ¿el fotografo? ¿Has pensado en el fotógrafo?" "Pues tampoco me preocupa el fotógrafo. Pero no quiero un fotógrafo profesional". Entonces, el hermano dijo algo que me molestó mucho: "Pues parece que no quieras ordenarte".

No recuerdo mi contestación pero entonces, como también ahora, pensaba que dedicar mi atención a organizar esos detalles me hacían perder unas energías que yo tenía que dedicar a otras cosas. Es más, aunque el Sr. Joaquín Muñoz se ofreció para filmar la ordenación, no me hubiera molestado que nadie se hubiera preocupado de sacar fotos o filmar.

Hoy, recordar estos detalles me parece muy importante porque a veces cambio el orden de prioridades. Peor aún, puede haber asuntos en mi agenda que en lugar de ayudarme a ser fiel a mi vocación sacerdotal, me despistan con ocupaciones y preocupaciones que no deberían existir en el corazón de un sacerdote.